TERAPIA DE VIDAS PASADAS ORIENTACION CHAMANICA


¿QUÉ ES LA TERAPIA DE VIDAS PASADAS?
Terapia de Vidas Pasadas, es una modalidad psicoterapéutica transpersonal, ya que incluye la dimensión espiritual del ser humano: El alma, sus dolores y vivencias más profundas.

Todos podemos acceder fácilmente al origen de nuestros problemas actuales que están arraigados en el alma, en lo profundo del inconsciente. 

Este origen es, habitualmente, una experiencia que nos marcó en el pasado, y que no pudimos superarla, elaborarla, y todavía el dolor está ahí atrapado, afectando negativamente nuestro presente. Provocando así, desde angustias, miedos, pánicos, limitaciones, dificultades en las 

relaciones, falta de vitalidad y entusiasmo, tristezas, depresiones, sensación de a veces “parecer como si no fuera yo”,  compulsiones, adicciones, hasta dolores y molestias físicas… y muchos más.

La técnica utilizada para acceder a esta experiencia, se denomina “regresión”, aunque en realidad no regresamos a ningún lado porque una parte nuestra ya estaba ahí, en esa escena traumática, origen de nuestro síntoma actual. Lo que hacemos en la” regresión”, es recuperar esa parte de nuestra energía, y tenerla nuevamente a nuestra disposición.

Es por eso que no corremos ningún peligro de “quedarnos” en ningún lado, solo regresamos desde donde estábamos antes atrapados. Tampoco perdemos la conciencia, esta se expande hasta alcanzar niveles mas elevados, ya que establecemos un contacto directo con nuestra alma, y esto de por sí, es muy sanador.

Al revivir la experiencia que tanto nos marcó, provocando síntomas como miedos, angustias, pesadillas, reacciones irracionales, etc. en el presente, nos permitimos expresar todo el contenido reprimido, todo lo que no pudimos expresar en ese momento, y así alcanzamos la liberación y perdemos el miedo. Recuperamos nuestro poder.

El ser humano, desde una perspectiva espiritual, además de un cuerpo, es un alma. Un alma inmortal, sin principio ni fin. Desde la perspectiva reencarnacionista, el alma busca su perfección. Para ello necesita pasar por varias “escuelas”, tener diversas experiencias de las cuales obtener un aprendizaje. Una de esas escuelas, tal vez la mas difícil, es el planeta tierra. Para venir acá es necesario encarnar en un cuerpo físico, experimentar  la alegría y la tristeza, el placer y el dolor.

El problema comienza cuando en lugar de aceptar las experiencias y aprender de ellas para “subir un escalón”, nos enojamos, las rechazamos, tratamos de no sentir, nos evadimos de la situación dolorosa, o reaccionamos negativamente con mas dolor y hasta agresividad hacia nosotros mismos y hacia los demás.
En realidad, hacemos lo que podemos, algunas experiencias son extremadamente difíciles (pensemos en pérdidas de seres queridos, tortura de la edad media, sacrificios humanos en la antigüedad, un abuso en la infancia).

Llamamos a esas situaciones traumáticas, marcantes ya que parte de nuestra energía queda ahí, padeciendo eternamente ese dolor y, aunque nuestro cuerpo muera, al encarnar a la vida siguiente, una parte de  nuestra alma queda ahí, sufriendo.

La consecuencia de esto, es que en la vida actual sentimos que tenemos miedo a determinadas situaciones sin entender por qué o desarrollamos enfermedades como el asma, o huimos ante la idea de un compromiso afectivo, o se nos cierra la garganta cuando tenemos que hablar en público.

Al realizar la regresión descubrimos que morimos asfixiados en una hoguera,  sufrimos a causa de un amor prohibido o nos degollaron por defender nuestras ideas.

¿Por Qué Las Experiencias De Vidas Pasadas Pueden  Afectarnos
 En Ésta Vida? 

Para comprender esto, es importante entender el concepto del tiempo: 
Para el alma no hay tiempo.
Hay dos tiempos: el tiempo físico: es el que experimentamos en el cuerpo físico, y el del alma. Para el alma las cosas suceden como si el tiempo no existiera.

Para el Alma no existe el tiempo, y si existiera, sería de una manera diferente a cómo nosotros concebimos el tiempo.

La medida de tiempo y la noción de tiempo, es un concepto, una convención, un acuerdo, una unidad de medida, que nos sirve a los fines prácticos para organizar nuestra vida. Si no tuviéramos el esquema del tiempo (fabricado por el hombre), días, fechas, horas, no podríamos ni organizar una reunión.

Tenemos una vivencia de tiempo sostenida por el deterioro del cuerpo físico. Si nos mantuviéramos igual sería diferente.
La noción del tiempo en los chicos es un eterno presente, no saben intelectualmente la noción de tiempo: pasado y futuro. Cuando empieza la domesticación y el lenguaje de la gramática, aprenden “los tiempos”: pasado, presente, futuro: empiezan a ocurrir eventos y los vamos ubicando en el pasado.

A raíz de la noción del “no-tiempo” del Alma, todo evento que no se resolvió nunca es “pasado”. El dolor de ese momento si no se resolvió todavía está ahí, no se convirtió en pasado, está aquí conmigo todo el tiempo: en realidad el tiempo no pasó.

     Al identificarnos con el cuerpo y ubicarlo en determinadas fechas, decimos que fue  una “vida pasada”, decimos que esa fue una vida de fulano. Asociamos una identidad a un cuerpo y una fecha. Creemos que es un cuento que pasó hace mucho, y creemos que eso fue la persona. Pero para la dimensión del Alma no hay tiempo. Es una dimensión atemporal. Por lo tanto, aquello que nos ocurrió hace 20.000 años, que parece algo remoto, para el Alma es como si recién acabara de ocurrir. Y la mayoría de las veces, todavía está ocurriendo. Además el que se murió fue el cuerpo, no el Alma.

Por lo tanto, las vidas pasadas no son pasadas ni sucesivas. Son vidas simultáneas. Son experiencias o vidas multisimultáneas, ya que todo está aquí y ahora, y todo está junto. Todo sucede multisimultáneamente aquí y ahora todo el tiempo. Esto es importante para entender las experiencias traumáticas, las promesas, los mandatos, los juramentos, las maldiciones, los pactos, etc. Siguen teniendo vigencia, es como si se acabaran de enunciar. Todo sigue activo. Y nos limitan, nos atan en esta vida.

La TVP es una psicoterapia, pero también es una experiencia espiritual y un camino de crecimiento.
Tomamos consciencia que nuestra vida tiene un propósito y un sentido más amplio que el que normalmente vislumbramos, ya que la vemos desde la perspectiva del alma, nuestro aspecto más elevado.


No es necesario creer en la reencarnación ni siquiera en la existencia del alma para beneficiarse con esta terapia, solo el deseo sincero de sanar nuestras heridas y vivir una vida más consciente, mas plena y feliz.